sábado, abril 10, 2010

vivir

Para poder vivir, nos exigieron
abandonar las ganas de estar vivos.
Todos los formularios, las instancias,
evocaban uñas amarillas
de un enfermo de cáncer de laringe:
era inútil la voz en la pirámide
sempiterna de impresos.
Vivir certificándonos la vida.
Ese era el reglamento del sistema.
Y olvidar que la Tierra es una sola,
olvidar el derecho a ser errante
sin ser interrogado en una línea.
"El olvido es el arma del Gobierno"
Gritaban los borrachos mientras alguien
procuraba su estado de ebriedad.
Vivir, sin darle apenas importancia.
Hasta la última instancia, hasta el último
impreso, preso. Preso.

(Ben Clark, Los hijos de los hijos de la ira)

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