viernes, septiembre 30, 2011

pasado/presente


Detalles así, lejanos y casi olvidados, le venían a la memoria aquellas noches de verano, mientras vagaba hambriento y borracho por la ciudad recalentada como una plancha de estaño, o mientras daba vueltas en la cama soportando el bochorno y cambiaba de lugar en un intento inútil de evitar el sudor. Llegó a pensar que siempre había existido en Dulce una parte oculta una parte oculta de su vida a la que él nunca había tenido acceso, como en los monasterios se les ofrece a los turistas la arquitectura más brillante y llamativa, pero les queda vedado un claustro recóndito o unos sótanos que permiten una perspectiva oculta del edificio sin cuya contemplación fundamental el viajero curioso no puede afirmar que lo sabe todo del recinto.”

(Eugenio Fuentes, La sangre de los ángeles)

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